nos acosan preguntas que no encuentran solución ni consuelo. Mi compañero se fue así, mansamente, al despuntar un día 5 de febrero. Como lo que era; un ser simple y grande,
un hombre bueno, que es uno de los mayores elogios que de alguien se puede decir.
Y recordé esta RAPSODIA que había escrito hace mucho... la rehago para él, diciéndole
que alguna vez me tocará ser otra "alma disponible"... y nos encontraremos.
Rapsodia
Si uno pudiera
irse así,
mansamente,
como la luz se pone de rodillas
hacia el oeste.
Sin preguntar
si algo queda de nosotros
en otros.
Sin desear
un profundo abrazo que abrevie
el desamparo de andar por el poema.
Sin cuestionar
nuestras pequeñas historias.
Irse así,
simple,
como caen las hojas en abril,
con un epílogo de arcilla
que modela un tiempo concluido.
Y en un acorde final
–sin ayer y sin mañana–
ser un alma disponible.
Sumergirse en el asombro inicial.
Ser una melodía sin memoria...