sábado, 27 de agosto de 2011

Como un pájaro perdido...

Alígero llamado

Algo volátil y errabundo
ha tocado esta noche mi frente
como un pequeño fantasma que reclama
su suerte.
El pensamiento, de mí se desprende,
toma forma concreta y se resuelve.
Desanda las horas del día
y acude a una cita conmigo.
Pero sucede a menudo me sucede
que me pierdo en el trajín opaco,
en las urgencias aparentes,
y olvido la alondra voladora
que espera inaugurado aire
para probar su vuelo.

Algo volátil y errabundo
ha tocado mi frente.
Me reclama. Me busca.
Soy mi propio fantasma,
como un pájaro perdido

y no me encuentro...

viernes, 26 de agosto de 2011


Confesión hecha a quien me lea...

Me encanta la noche, con el supuesto del descanso, de una lectura que me guste, del relax, y aún con la posible desmesura de las sombras que a veces, agravadas por tormentas, me roban el sueño.
La noche... lenguaje distinto que tamiza el día vivido y lo muestra a nuestros ojos cerrados que lo ven con otra luz.
¿No les sucede que de pronto surgen voces en el alma que parecían olvidadas, y se acercan a susurrar miedos que se agigantan...?
Sin embargo, si decidimos oírlos, sabremos de su indigencia, de su fragilidad, conoceremos su reclamo de comprensión... y,
¿quién alza la mano sobre un cachorro desvalido?.
MANADAS AZULES
El relámpago y su fusta golpean
la noche mientras la ansiedad
se come las horas. Y crece.
Escondida, hago míos los silencios.
Los desvisto porque sé que debajo
de ellos está el grito.

Estas voces
que galopan la noche
y parecían monstruos laberínticos,
son cachorros desvalidos
cuando decido oírlos.

Supuse que traían respuestas
pero vienen a respirar en mi vigilia
y se llevan mi sueño de manadas azules
como animales liberados
contra la utopía sin final del horizonte.

lunes, 22 de agosto de 2011


Lo que nombra, define.

Cuando uno elige nombre para un libro propio, desea que breves palabras traduzcan o reflejen todo un concepto.
Al decir de Heráclito "nadie baja dos veces a las aguas de un mismo río"...Y así es, porque cada vez será distinto.
Igual que el tiempo... Y el hombre, que como el agua y el tiempo, es río que no regresa.
Tomando esa motivación es que decidí armonizar mi libro teniendo como referencia ese eje.
Recuerdo que en una antigua canción quechua hay un verso que dice: "Tal vez sólo seamos agua fluyendo..."
Me pareció exacto para definir lo que yo misma siento. Por supuesto es el pensar y sentir de ¡tantos antes que yo!, no estoy descubriendo nada, pero en definitiva me di cuenta de que uso las palabras como elemento que me permite "navegar por otras aguas".
Se sumerge uno primero en la memoria y después en la palabra... y el poema surge de escenas privadas, muy personales y nos brindan la oportunidad de acercarnos a otros que, de alguna manera, sienten como propias nuestras emociones.
Espero encontrar en quien me lea, un espacio donde "anclar", aunque sea por breves instantes, estas motivaciones que me llevan a escribir...
Y compartir este viaje.
AGUAS ADENTRO

Cae el sol en el mar
y deja una cicatriz de luz
en el anverso del agua.
En un momento así
es inevitable asumir los sueños
y su orfandad.
Un pescador solitario intenta
arrebatar al agua
su esquiva presencia.
Es una confesión a media voz
su desolado empeño.
La piel del agua, estremecida
avanza y retrocede. Murmura.
Respira, lo escucha, lo envuelve
en la calma que emana.
Atardece.
Ahora el espejismo del horizonte
es la frontera entre
esta grandeza incontenible
y la vulnerable presencia
del hombre en el imaginario
de encuentros y de esperas.
La tarde se consuma frenta al mar
y si el misterio desciende
un instante,
probablemente no sea
para quedarse.
Sólo abriga ese instante
la orfandad de nuestros sueños
que navegan por la sangre
aguas adentro.

martes, 16 de agosto de 2011

Poemas con luna...




Dormir

El filo de la luna cae
sobre mi sueño de transiciones múltiples,
separa la noche en dos hemisferios.
Quedo en estado de indefensión
entre agujas que llegan de geografías
distantes, e hilvanan presunciones
de futuros felices.
Someten todo a nada.
Al espanto
del canto
de la nada.

No voy a vivir con médulas diversas,
en acto de coraje miro los recuerdos
y decido revelar los móviles de la luna
y sus agujas.
Delato la conspiración
del tiempo con sus miedos
a implacable oído que no escucha
ni comparte
ni comprende.

Duele ser vano transcurso...
vano
llegará el olvido cuando duerma.




De las sombras de la luna...

...mi padre me decía:"-¿Ves?
es una mesa tendida
con gente a su alrededor".
Pero no era.
Anoche, los perros de la luna
bajaron a morder mi sueño.
Papá ya no está. Pero igual
yo, no se lo diría...
Centinelas

"En este festejo de género pequeño, el poema
¿Me oís beber tu nombre?"
María Paula Alzugaray

Los pinos contra la luna
tienen un halo de fría claridad.
Son centinelas oscuros
que cuidan el sueño
cuando la imperdonable noche
nos recuerda
todo lo que queremos olvidar...

jueves, 11 de agosto de 2011



Hace varias lunas que no escribo
y lo siento no sólo como tiempo
sino,
como un cielo que he perdido.



miércoles, 10 de agosto de 2011




Como los árboles



Tan pálidos y gráciles
recortados contra el azul
oscuro de la noche,
los árboles.

Entre sus ramas desnudas
impotente, está herida la luna.
Es el séptimo mes
y el frío, una nota aguda.
Esos árboles,
tan pálidos y gráciles
no están en mi calle porque sí
sino para acompañarme
y para que yo les cante.
Su aspecto vacío

de hojas y de nidos
presume una muerte rugosa
y solemne. De porte erguido.
Parecen más altos en la noche
así despojados
mis árboles.

Pero yo sé que debajo de su piel
espera la savia
pronta a renovar la memoria
cuando el amor del sol
la llame. Sé
que responderá una y mil veces
trasmutando el gris
en estallido verde.

No importa cuánto hace
que están allí
esos árboles mis árboles...

Espero que camines por mi calle
en el décimo mes. Y verás
como licor verde
sus copas desbordadas.

Como ellos, pálida y grácil
—oyendo el latido de mi savia—
podría renacer una y mil veces
si al milagro del amor se le ocurriera
decir mi nombre en voz baja.

Ah!, si pudiera
renacer en primavera.
Como los árboles...
Nudo del tiempo

El desafío de la tarde impone
sobre mi frente una consigna:
descubrir el nudo del tiempo
y desatarlo, cambiando
el destino irreversible
de envejecer.
Luego de mucho andar
ya en el ocaso de la vida,
el corazón de la noche
abre su profundo cofre
para darme la respuesta:

"Hace falta caminar la distancia
—del origen al final—
dándole alcance a las quimeras
porque una piel con recuerdos
anula el tiempo...
Llegar a ser un camino andado
que ha servido a otros
para llegar a algún lado.
Vivir con vehemencia,
porque lo fugaz, si intenso
redime el viaje
y al viajero"

.... Y ya no importa el tiempo.


Acerca del Tiempo Alfarero

No sé de dónde surgió la creencia de que, al ver caer una estrella, se le piden tres deseos y éstos se verán realizados.
Solemos poner la magia en algo fuera de nosotros y creerlo poderoso.
Pero más que en ese estallido de materia y luz, yo creo en la acción de ese artesano maravilloso que es el tiempo y que va formando con sus manos esta arcilla que somos.
Lentamente, perdiendo a veces parte de materia original para ganar formas y profundidad hasta adquirir la capacidad de contener hasta ser la obra terminada.
Y como en este viaje hacia una estación definitiva, todo va transcurriendo —con nuestro consentimiento o sin él—, mejor entonces atesorar encuentros y aceptar despedidas con la sabia naturalidad con que se suman los días.
Por eso he optado por no pedir tres deseos a una estrella fugaz, sino a ese artesano increíble: el Tiempo Alfarero. Y son éstos: que siga obrando en mí de modo que yo alcance la capacidad de comprender; segundo, que llegue a ser un cuenco profundo para llevarlo colmado adonde vaya; y tercero, que mis poemas lleguen al corazón de quien los lea.
Y allí se queden.

viernes, 5 de agosto de 2011

Ir al sueño

Ir al sueño


Ir al sueño cada noche no es
sólo el reposo. Es ir al encuentro
de una consentida omisión de la luz
para entreverse uno con rostros diversos.

Ir al sueño es corregir
las muertes que la vida nos da.
Hundirse en aguas inseguras
para volver en los relieves del sol.
Sin concesiones.

Una parte mía elige pactar.

Le creo al río onírico y a la
luz principiante. Acepto
esta alianza de ojos abiertos.
Si me miente el día
la noche regresa.
Y el tema infinito recomienza...

Jugamos a morir. Y a despertar
Como en un cuento

Érase una vez una niña que
intentó la luz en universos paralelos
buscando soles que regalan
pinceladas de sol al mediodía.

Pesando los sonidos de la tarde
supo la lumbre de un trino...

Época de flor y anuncio de frutos
en ramas desaparecidas bajo un tumulto
de flores de aromo, amarillas.
La luz les caía encima, líquida
madurando dulces vainas encendidas.

Érase una vez...
cuando todo era lejano todavía.

La luz se presentó desde una congoja muda.
Se desplomó el tiempo, casi a traición.

Cuando la razón fue capaz de entender
las heridas habían hallado su lugar.

Ahora el tiempo es un Amante de sonrisa
quebrada. A veces, fingimos creernos.

Pero aquella niña que jugó su juego
sabe que no siempre se alumbran
las esquinas de los sueños...
Y que el peso de la lluvia se parece
al sosiego
de un gigante bueno.

miryamseia@cablenet.com.ar

jueves, 4 de agosto de 2011

Cacería




Cacería




En un punto, alguien ha encendido una fogata.
El olor profundo del fuego
habla de hojas y ramas
que contemplan el resplandor de su alma.
En los troncos, un tatuaje de cicatrices indelebles,
la brisa palpando
la textura seca de sus heridas.
El olor profundo del fuego cerraba mi garganta
mientras el aire se tupía de aromas de raíces chamuscadas.
Mi alma vegetal, como los árboles allí inmóvil, parecía presa
y sin embargo estaba libre, suelta.
Esa noche, en un lugar abierto
alguien hizo una fogata.
La luna cazadora nos había encontrado,
al dueño del fuego y a mí
testigo insomne...
Su ojo blanco, sin pupila,
desnudo en la mitad del cielo
nos miraba.
Acaso nos veía como éramos.
Me hundía entre hojas muertas
como se hunde una fiera cazada
en una trampa blanda de la que
jamás escaparía.
El ojo de la luna, traidor,
omnipresente
se me clavó en la espalda.

martes, 2 de agosto de 2011

Agosto orfebre




Agosto orfebre

El rumor de pasos se pierde
con un clima de ceniza
que se come la luz.
Pasa su rastrillo el viento.
El frío es inexorable
y agosto, orfebre,
modeló la maleza
congelada en tallos de cristal.
Los nidos, antes ocultos
en la canción del follaje
son ahora evidentes, colgando
como ojos ciegos
en la indigentes ramas.

Mejor será no escribir más.
Temo
que las primeras gotas de agua-nieve
congele mis poemas
como cuerpos inermes...
Este agosto olvida el oro,
hoy modela el hielo
y mis palabras.

miryamseia@cablenet.com.ar