miércoles, 10 de agosto de 2011


Acerca del Tiempo Alfarero

No sé de dónde surgió la creencia de que, al ver caer una estrella, se le piden tres deseos y éstos se verán realizados.
Solemos poner la magia en algo fuera de nosotros y creerlo poderoso.
Pero más que en ese estallido de materia y luz, yo creo en la acción de ese artesano maravilloso que es el tiempo y que va formando con sus manos esta arcilla que somos.
Lentamente, perdiendo a veces parte de materia original para ganar formas y profundidad hasta adquirir la capacidad de contener hasta ser la obra terminada.
Y como en este viaje hacia una estación definitiva, todo va transcurriendo —con nuestro consentimiento o sin él—, mejor entonces atesorar encuentros y aceptar despedidas con la sabia naturalidad con que se suman los días.
Por eso he optado por no pedir tres deseos a una estrella fugaz, sino a ese artesano increíble: el Tiempo Alfarero. Y son éstos: que siga obrando en mí de modo que yo alcance la capacidad de comprender; segundo, que llegue a ser un cuenco profundo para llevarlo colmado adonde vaya; y tercero, que mis poemas lleguen al corazón de quien los lea.
Y allí se queden.

No hay comentarios:

Publicar un comentario