martes, 24 de mayo de 2011

Pequeños poemas

Ilustró: Mirta E. Larcher -Coronda - Argentina

Darse


Ella reparte cada mañana a torcazas y gorriones
--en migas--
su corazón de pan.



Mutación

La mañana, con un sol a pleno, da una cierta ilusión de absoluto.
Todo debería ser así hasta que la voluntad del ángel
decidiera lo contrario... Pero el ángel probó el día del hombre.

Hay un hombre que firma documentos con rúbrica de alas
y un ángel que camina con su máscara,
le complace escuchar el rumor de sus pasos
y está pensando enamorarse del sonido de la fuente
que tímidamente le regala la palabra agua .


Espanto

Cuando la noche se iba, su vestido se enredó
en el filo de la luz primera.

Su latido de pánico alcanzó mi corazón.

ANGEL CIEGO

Mi espalda, esa desconocida
que necesita dos espejos para ser
expectante, acecha...

Desde su geografía misteriosa
como un barco encallado
en lo oscuro
responde a mis gestos
que la piensan.
Abandonado mascarón de proa
la presiento
con un largo y herido silencio.

Siempre atenta y sigilosa
como un ángel ciego.

Ilustró: Mirta E. Larcher -Coronda - Argentina



Sin salida

Hay que subir
escalando las espinas del día.
Oigo la lluvia caer como sedosa tela.
Espesura de sonidos...
bálsamo momentáneo.

Cesa
y no queda más
que la escalera de espinas.

Tormenta

La tormenta viene a pasos presurosos...
El viento cerró una ventana donde alguien cantaba.

Saco a la lluvia las plantas, los helechos
para que calmen su sed de cielo.
Para que después entiendan,
cuando les hable de mí.

Memorial


El espejo y yo nos miramos.
Desde él veo el tiempo
que va dejando suavemente
rastros de lo que se va,
despliega su tenue memorial :
vida temblorosa con paisajes
abiertos bajo el sol, protegiendo
sueños con piadosa luz.
Allí,
entré en las palabras como en un escondite.
Junté la sed...
Toda mi sed formó un río sin orillas.

Se despliega el memorial y hace
una melodía con los nombres
de los días --de mis perdidos días-

Ahora en el espejo no reconozco
esa mujer.
Tiene otra mirada.
Y me cuenta que el río sin orillas
es apenas estiaje.


miryamseia@cablenet.com.ar


Cisuras

La cisura del cristal rompe la imagen.

Observo...
hay un ojo aquí
que multiplica lo que veo,
otro,
partido, que en el espejo no ve.
Pero sabe lo que siento.

Soy varias
en un espejo quebrado.


Alumbramiento


La luna se ahuecó, se hizo
regazo para contenerme…

…nana-luna-una-pena-quema-como-ausencia

noche-luna, regazo maternal
para mi sueño,
como en medio de la jungla
casi sin dolor

tu y yo
damos a luz
solas.

miryamseia@cablenet.com.ar



Sueños...

La noche camina por los sueños de los hombres,
en puntillas, desconcertada...
Los ve entremezclados, cada uno atento
a la mente que lo busca.

Una mujer había que no podía soñar.

La noche eligió tenderse a su lado
abrigarla. Y esperar.

miryamseia@cablenet.com.ar

Foto Carmen R. de DALL'Aglio


PRESENCIA DE ABRIL

Las hojas nunca repiten el otoño.Se renueva la experiencia de caer silenciosas
sobre su asombro y el mío.
No parece cierto que antes haya sucedido,
será que hoy descubro
en cada árbol un sol encendido
que se inmola con la serena postura
de alguien que ha llegado a destino.

No hay palabras que describan
estas calles que caminamos juntos.
Están maduras de esperas, mullidas, rojizas...
Desmenuzo los recuerdos hasta hacerlos
polvo dorado sobre el alma en armonía.

Las hojas nunca repiten el otoño.
Lo hacen nuevo cada vez, como
si nunca antes hubiera sucedido.
Y yo no sé con qué palabras
hacerlo como ellas...

Acaso sean necesarios otra vez
nuestros pasos en la calle atardecida.

lunes, 23 de mayo de 2011

Gheorghe Zamfir con su flauta de pan ... maravilloso



Raiz al aire (libro completo)

RAÍZ AL AIRE


Soy árbol nacido al final del camino,
De copa breve y raíz aérea…
Un canto de lluvia me vuelve
el silencio, verde.
Graba en mi memoria vegetal
imágenes y voces.
El tiempo las convierte
en lenguaje íntimo, confidencial;
por él sabe el viento
que a veces, me duele
la palabra
intemperie.


Amanece.
La noche guarda estrellas
en su delantal.
Me miro en el alba
y siento
que mi raíz al aire
quiere echarse a andar…



LLUVIA


Se oyen voces extrañas, las trae
el viento de lejos con olor a tierra y algas
empapadas de distancia. Luego
es la lluvia desencadenada. Está aquí
lavando techos, calles, puertas, quebrando
los brotes tiernos de la madrugada.
Ya tiene un río mi pueblo
que no estará mañana. Se irá
lento, resbalando al este como se va
mi cuerpo por la palma del sueño. Acunada
pesadilla que andará en canales
subconscientes del alma.
Averiguando soterrados pensamientos
y sacará, ansias mojadas
como una infancia que conocí
hace mil años. Me vive el agua


Yo la descubro a veces.


Condena


Largos caminos se tienden ante mí.
Olvido la facultad del hombre de poder elegir.
Y ando. Deseo no saber el rumbo de mi paso.

Desde el caos primero a la entraña materna
por un vacío de estrellas, sin itinerarios,
descendí con la duda de ser mujer o llanto.
Y ando. Por tu vos con mi sombra
gritándome, y negando el camino trazado.
Ebria.
Ciega.
Ardida.
Con el enorme miedo de anclar frente al abismo
y estar eternamente mirando su descanso
sin llegar a alcanzarlo.


Nadie sabe…


Al caer la hoja
en su última ventura sobre la abierta tierra,
el latido intransferible de su pena, nadie sabe.

De la noche
su lenta curvatura labradora
cuidando la simiente del poeta;

Del cristal de la gota
el último sonido que no pudo cumplirse
ahogado en la garganta ávida del líquen;

De la flor en el vaso
su añoranza del tallo, su angustia de ciclo acabado
bajo la luz veladora de olvido ante el retrato,
nadie, nadie sabe…

De esta palabra mía
que muerde los silencios y trepada en retina
se me va en mirada y lejanías;

Del camino sin tránsito visible
que orillando el insomnio sigue
un curso de eternidad perdida;

De todo lo que guardo retenido
porque darlo es abrir la herida
en último gesto arrojando las llaves,
nadie, nadie sabe…


MANIFIESTO


Déjenme que me pronuncie
con las sencillas palabras. Claras
fugaces, dolidas, cálidas.
Déjenme que trace este cierto
itinerario de agua
con una mano-verdad
y una caricia salada.
Quiero vestirme de briznas
y arrodillada en rocío
comer lucero y mañanas.
Déjenme andar el paisaje
de Exupery. Su tristeza
aún no tiene la respuesta que él aguarda.
El Principito no vuelve
y quiero mandar la carta.
Sobre las bombas y el ruido,
sobre complejos y angustias
comunico, pido, exijo
no me quiten los silencios
redentores, elocuentes.

En un mundo que pregunta
que formula
que analiza
que pretende
soluciones rotuladas
déjenme el claro silencio
con las velas desplegadas.




POLICROMÍA


Juega la vida siempre
por los tonos de la infancia
en claro color arena que
se escurre por las palmas
verdes de un tiempo lejos…
Brumas. Ellas guardan los violáceos
desde el tenue hasta el intenso
que se resuelve y estalla
bajo el filo de la hora
en que mi voz te nombrara.
De la luna, los naranjas
se transforman para engaño
del intrépido astronauta
y están rodando en las calles
de mi pueblo, hacia el alba.
Mientras azules, las casas, vuelan
hacia un misterio dormido
que en mi palabra descansa.

En tanto, grises y blancos
van formando una amalgama
con la que haré río y barca.
Cuando vengas a buscarme
me habré ido por los tonos
del olvido y la nostalgia.
…En la paleta abandonada
Mira bien, verás que falta
el rojo y su apasionada
variedad de circunstancias…



SIGILO


Voy a atrapar el silencio
de esta noche sin ecos. Solamente
míos los umbrales de humo.
El frescor de las sombras sin dueño
me invita; su sabor ignorado
calma toda la sed. Suavemente
la gusto en su cáliz de ojiva.
Nada turba este andar demorado
de vigilia en sigilo.
Armo un lazo y lo tiendo. Dueña
ya de las calles desiertas, del viejo
campanario que duerme cansado.

Nada existe despierto.
Dueña soy del silencio; si algo resiste,
le miento.



NOCTURNO

Me gusta la casa así, en silencio;
cuando todo duerme.
y mi corazón comienza a entrever
el misterio.
Es todo más suave, más mío.
La manta arropando al hijo,
la ternura que a veces pierde el camino
y se acerca como cachorro sumiso
en esta hora de callados ruidos.
La noche susurra mi nombre en la ventana,
le abro, y se ubica en mí buscando abrigo.
Sólo nosotras no dormimos.
¡Tengo tanto que decirle! y tantos
sueños imposibles compartimos…
Cuando cierro al fin los ojos
mi casa navega sola sobre el pueblo
con un timonel que busca
el origen del destino.

Mañana,
estará en su sitio.



A PESAR DE TODO


Puede que mi pueblo muera, un día, a las seis de la tarde…
Cuando un sol indiferente declare que se cansó de mirarle,
y emigre un rumor de alas buscando cielos de nadie.


Puede que llueva un silencio de harina sobre sus calles
y un beso de Judas vaya traicionando los portales
que entregarán mansamente la voluntad de su frente.


Tal vez cuando esto ocurra encuentre a sus habitantes
atareados en hallar solución al Crucigrama
sin entender que era “Amor” esa palabra volada.


Y se irá soltando lento, hacia las seis de la tarde…
Será barco sin amarras. Lo veo casi esfumarse.
Si por la senda y tu mano consiguiera yo salvarme
como la mujer de Lot, me volvería a mirarle…
TELARAÑA


De una concepción tardía
fui arrojada al hueco
de esta duración que siento
poblada de telarañas.

Del otro lado está el grito,
(mi eco repetido al infinito)
y es el ansia de alcanzarlo
exigencia dolorosa
hambre
miedo
urgencia
de derribar las murallas,
de componer las distancias
hasta ahogarme en los latidos
de una danza sin represas,
maga
intensa
libre
suelta.
motivadora de encuentros
sobre la tela en acecho.

Mientras aguardo presiento
que me irá borrando el tiempo
y aunque grite, ya habré muerto.


EL VIAJE Y EL ESPEJO


Vienen pasos de luz, marcan un nuevo día.
Me digo: será hoy, hoy me decido.
Se inicia la danza de rumores y a su orden
se alzan manos, cuerpos, lazos,
de rutina. Como sutil veneno, el vértigo
desenrosca instintos hasta ser fijación
de horas obsesivas. Me nace el grito.
Lo arrojo invertido, hacia adentro.
Partida, descentrada, me desprendo
del avance inexorable de mi tiempo
rechazo el escándalo de ritmos prefijados,
destruyo relojes de mecanismos perfectos
en un mundo ajeno al pulso de mi pulso.

(Desde un punto Omega
crearé bandadas que me presten
su aire y su donaire
para saber los cielos)

Crecen los pasos de luz.
Me fijan horarios y emociones,
salen a buscarme y no hallan
sino el grito metido en el silencio
exterior de mi cuerpo.
Parto hoy.
Lleno una maleta de recuerdos,
me visto de aromas olvidados,
enfundo muebles y prejuicios…

Antes de echar llave me acuerdo del espejo,
nigromante sin piedad, me da la imagen real:


Marca un rostro surcado de ansiedades
y en un juego de luz y sombras, en la frente
una cruz de ceniza me coloca. Es el signo
que deshace el viaje…

Al volverme, ingreso
bajo el mando de la luz,
al vértigo.
PALABRAS


Por momentos llegan, quedan y florecen
éste, mi árbol oscuro. Prenden
una forma, un color, una campana,
para luego fugar su magia.


A mi cubo de piedra le dan una ventana.
Me voy tras ellas. Trato de alcanzarlas.
Siempre un paso adelante van llevando
mi imagen soslayada.
Celosas, se guardan de mi hambre;
temen la angustia de quien va a cantarlas.
Mientras dure ese miedo seré sombra
con un mensaje crucificado entre las ramas…


Más allá de la noche, tras el muro
cesan su danza y esperan
las palabras.
TORMENTA


Un precipitarse de cielos que huyen
de sí mismos,
parecen buscar la medida del hombre
en planeta conocido.
Guarecerse en su forma,
indagar su destino.
Vociferando en truenos, alumbrándose
el camino con relámpagos heridos
--luz que hiere nubes—
Vientres abiertos que escurren
líquido de vida.
No es mansa esta lluvia,
Viene perseguida…

Se cierran puertas y ventanas,
palidece cada casa
porque dentro, el hombre
también cierra el alma.
Puede llamar la noche
con sus dedos de agua.
Pueden romperse cielos
contra techos y argamasa.
El hombre se esconde
en su cueva de nada
porque la nada puede
abrigarlo hasta el alba.
Cuando salga a la calle
encontrará despojos de tormenta callada
y un gorgoteo agónico acompañará su marcha.
……………………………………………………………

Lluvia, no llores.
Escóndete en mis lágrimas.


OFICIO

Se desliza la noche.
Esfera de sombras que avasallan.
La impulsa un ángel callado
que ha olvidado todas las preguntas.
La impulsa, solamente,
en un rito interminable
hasta que llegue en su misterio
obstinada
azul
enamorada
a estrellarse en un foco de luz que la consuma.

Ahora pasa sobre y mí y no siente
que se lleva todo,
que no me deja nada,
que miro a través de mi contorno
todo el vacío, y su horror
y su frío.
La impulsa un ángel callado
que ha olvidado todas las respuestas.
……………………………………………………….

Abro los ojos. Palpo
opaca y áspera túnica
sobre mi cuerpo.
Desde el rectángulo cierto del espejo
me mira mudo y fijo
un ángel de silencio.

A llevar la noche.
A cumplir mi oficio,
vuelvo.


EL DURAZNERO


Dulcemente asombrado el paso se detiene
ante el milagro prematuro de tus flores erradas:
un calor equivocado despertó tu savia
y te diste así, en frescura rosada
resbalando tus ramas…
Floreces en agosto sin saber que falta
todavía un momento de absurdo calendario
para ser poesía natural. Y cantas
como yo, a destiempo, tu nota liberada.
¿Sabes?, nos aguarda el precio.
En la fe de erratas seremos mañana
el perdido acento de aquella palabra
que se dijo antes, cuando aún dormían
fibras
sangre
raíz
y alma.


Aún no lo sabes.
Por eso te asomas sobre el cerco.
Y cantas…


QUIERO…


Quiero
sacudir las sombras que caminan mi sangre.
Deshabitarme.
Comenzar en Octubre, nacida de su cauce.
Hacer y deshacer
toboganes de luz que permitan la difícil causa;
recuperarme.

Ignorar llaves, anular horarios, inventar esquinas,
descubrir puertos, nombrar mañanas…
Devenir un tiempo donde
el pardo mantel de la tierra
me ofrezca su verde vertical y fragante.
Quitarme el ropaje de mi antiguo nombre
Y llamarme Octubre.

Un día, una hora, un frágil instante.
El tiempo que dure tu mano en mi talle.
Así,
recordarme.



NO SABES CUANTO…


Como una piel desamparada que tiene
la extensión de mi cuerpo
nacida así
al abrigo del tiempo;
por aquello que me das
sin saberlo.

Crece sola. Y vive
diciendo
que no sabes cuánto
de lo tuyo es mío
por sólo yo quererlo.


AQUÍ…


Aquí, en este cuarto,
controlado espacio de silencio
está nevando el recuerdo.
Vuelve todo blanco; el vaso
en la mesa con su flor muriendo;
el agua y mi sed nueva…
El aire que calla y piensa,
mi piel, desplegada hacia una ausencia.

Blanco; blanco el gesto
que traza caminos de ternura,
y las manos, que dibujan vuelos.

No permito otro color que aquel que ciega.
Blanco.
Aquí, en este cuarto que te espera,
nieva…



POEMA


Cuando me miras, dibujas
mi perfil.
De tal manera
que siento la impresión
de no ser, todavía
mujer entera.


ETEREA


Alas pequeñas y enormes, rojas, azules, doradas,
negras de maravilla, blancas, pálidas…
Suaves y silenciosas, inquietas, frágiles alas
que me desbordan el alma. Cálidas
e insensatas. De mariposas estoy habitada.

Sin anatomía fija de huesos y de arterias,
sin complejo mecanismo de fibras y de células,
sólo un bullir intenso de mágica vida nueva,
de colores movedizos, de irisadas libélulas.
Desamparo rumoroso, incesante, que me canta…


Quiero entender
y desgranar la canción.


LA SED

En el pálido vientre de la tarde
miento el sol. Es la imagen furtiva
de un cuerpo que pesa, que arde
desde dentro de mí. Rémora viva
que adhiere su disco y aumenta
la fuerza de la sed que me domina.
Ojo abierto. La mirada vagando
sobre sombras y cosas. Alargada, rendida.
Camino distancias que no existen,
busco aguas-vivas en ocultas vertientes,
hilvano gestos que me visten
en cansado ritual, hasta hallarme silente
en el punto increíble,
donde no resisten voluntad ni esencia.

Imperando auténtica, inasible,
La sed.

Me envuelve en redes de ausencia…


POEMA


Qué necesario es a veces
aprehender lo fugaz.


La gracia de un nido hecha vuelo…
El olor de la tierra mojada
cuando cuenta el verano de su haber sediento.
El pitar de un tren a lo lejos
y luego,
el silencio...


Qué necesaria a veces
la blancura del jazmín trepando
alma y muro.


La risa y el eco
repitiendo dentro
un recuerdo.
La sombra primera diluyendo
cansancio y deseos.
Sentirse soledad sin peso,
aliento de espuma en arenas sin tiempo,
que dulce, que bueno…



Reflexiones…


Si me fuera dado elegir
querría ser un árbol : jacarandá.
Pero con una condición;
estar siempre en flor…



…………………………………………………………..

Jacarandá; eres el único árbol
con un cielo propio.
…………………………………………………………...


VOLVER A LAS FUENTES


Es un largo camino.
Y estoy cansada…

Un desmadejado tiempo que pierde
su matemática cronología de imágenes
las devuelve a mis recuerdos con alas
que cruzan el ayer, el hoy y el mañana,
logra que no sepa si es andando
o estando muda y quieta
cuando más se avanza.
Un tiempo de esferas rotas, y estas ganas
de estarse mirando como a otra,
ajena,
y preguntarle cosas.
Un volver a las fuentes
desnuda, desprovista de cántaros y palmas.
Reconocer sin lazarillo
cada infierno, y a su instancia
medir las secuencias de vida
que a veces nos permite creer
que amamos, que reímos o gozamos.

Un volver a las fuentes y hallar
este inmenso silencio que temo y amo.


UN INCENDIO…

Un incendio de rojos, pero lejos… siempre lejos.
Para mí, sólo espirales de humo.
Caigo por un invertido cono hacia su boca sin fin.
El horizonte está en pie. Y el sol… el sol
intentando por mi espalda una caricia de amor
sin alcanzar mi silencio, mi grito, mi yo.


¡Qué castigo de cenizas el tiempo por donde voy…!
Y este girar incesante que a nadie permite nunca
oír entera mi voz.



EL CANTO FATIGADO


Quiero revivir en cada instante
con la piel puesta en soles de verano
por el simple motivo de saberme
enhebrada a tu nombre en hilos claros.
…Pero la ausencia se repite como un canon,
me trae diariamente
una porción de muerte de sus manos
y me deja entre los brazos el canto, fatigado.


La sonrisa pierde el labio, se ubica
al hombro, hecha un atado;
y este mundo increíble, aquí, bajo la frente
pierde el rumbo y frío
se detiene.


SI ABRIERAS EL ADIOS


Si abrieras el adiós
y de su oscuro pliegue
me dieras la ausencia,
recuérdame alzar mi nombre de la arena
y colocarlo en mi piel para que otros sepan
cómo llamar la sombra que andará por la piedra.


Si abrieras el adiós
como un ala siniestra,
habrá una religión sin dogmas y sin fieles,
de catedrales quietas.

Y en su estéril silencio
una sola conversa.



TIEMPO DE SOLEDAD


Por mi nuca desciende la soledad entera.
Reconoce la espalda que una vez, supo
que el mundo entero sucedía dentro.
.
Me queda sólo un tiempo de cristal.
Y un miedo que viene de lejos,
y ahora se ha puesto a la par.

Por mi nuca desciende en un lento arpegio.
Y esta amada muerte de sentirme viva
da una proyección distinta a este durar.


(Fuera de mí, todo sigue igual.
El reloj, en su sitio; la mesa, el pan,
y el beso; en su lugar.)


OTOÑO MÍO


Era necesario este otoño
para saber en qué medida es mío.
………………………………………………….

Un recuerdo a tiempo,
un sol escondido,
me incorporan
a la estación que no elijo
por propia decisión, pero que es
parte de mi ciclo.
Otoño mío, amado.
Pintor de sueños que me viven,
sigo tu pulso de ocres y amarillos;
sigues mi ritmo de colores idos…
Andemos juntos, cómplices
del trino sin nido.

Te cuento todo lo que tú ya sabes,
me propones ir al fondo del olvido.
A rescatar recuerdos,
a mentirnos presencias
con sabor de siglos.

Y te sigo, te sigo…


RITORNELLO


Sé que en mi estación, la rosa
ya no sucederá…

Saberlo es
saber la oscuridad.
Quedarse a solas con la ausencia
y modelarla a ciegas hasta darle
esta forma de río desbordante.
Es nacer el silencio desde uno
y pulirlo tenazmente hasta arrancarle
de una arista quemante
su perfecta luz.
Es morir. Y edificarse.
Es grabar con un buril constante
en la memoria –ese metal
de hondas resonancias –
las profundas vivencias
que atesoran la marcha.
Por ese sendero regreso
hacia adentro.

En el umbral de mi otoño
miro mi paisaje.
Estoy de pie, aún
y me concedo esta verdad
aunque saberlo sea
saber la oscuridad.

Sé que en mi estación, la rosa
ya no sucederá…




TIEMPO


Avanza la tarde, sus pasos vienen
a alimentar mi sombra.
Me madura como a un fruto
que lleva en sí su propio hambre.
…Y el tiempo me devora lentamente, lo sé.

Caeré de sus manos como espuma
en un día de un mes con una hora
que ignoro, pero que me aguarda.
Tiempo
me llevas tu ventaja; yo pasaré
y tú seguirás transcurriendo. Imperturbable.
Te habré amado, sin embargo.
Te amo hoy que me das lo posible,
vivir de cara al sol
como un árbol brotado
incorporando vida en la savia de mis manos.

Tiempo
que serás un día
de total despedida.
Vaciado el cáliz de la vida
me dejarás dormida
en la orilla de un mar desconocido.

Y será mi ventura en un tiempo sin tiempo
Solamente mía…


PORQUE SABES…


…lluvia, descubriste mi sed
y cómplice llegaste con tu canto.
Sólo por mí envolviste la ciudad
con tu húmeda red.
Para ofrecérmela así;
burbuja,
abrigo,
talismán,
cántaro colmado.

Improvisaste ríos en las calles
y navegué contigo…
Por esos cauces fuimos
hasta la cumbre del encuentro
(descubrir el milagro de un momento
te hace parte del milagro…)
Desde ese día ya no pasas
sobre mí. Te quedas.

Empapada en tu olor y tu sabor
convertida estoy
en alga,
nave,
gaviota,
puerto.

Soy silencio con canción de agua.
Soledad con secretos y recuerdos.




EL CIERVO


Está en mi fronda silenciosa y viva
que guarda su secreto.
Asoma a mis ojos su mirada mansa.
Cálido el aliento husmea mis sombras
y yo lo protejo.
Vaga por mis venas, su bosque dilecto
y yo lo alimento.
Animal y sueño. Poema sin rimas
cantado muy quedo…


No a cualquiera puedo
decirle que éste, mi cuerpo,
es un bosque nuevo
y escondido tengo
por misterio, un ciervo
que roba mis recuerdos,
los transforma y luego
me los restituye en forma de versos.

ESE ESPEJO…


Me fascina el mundo del espejo
que está detrás de la frente.
Ese,
que guarda todas las imágenes
que nos pertenecen…
Desde un tiempo de palomas que no vuelven
hasta un laberinto de rostros que tienen
el poder de invadirnos cuando quieren.
Basta cerrar lo ojos y la vida
sucede nuevamente,
llevándose otra vez los sueños y las alas.
Por un instante el espejo las engaña,
miente un espacio de cielo que no existe,
sólo consigue reflejarlas
para que yo no olvide
que están allí, contra toda esperanza.
A veces,
el remanso viene
convertido en imágenes que huelen
a dulzura de siempre.

Son breves
pero alcanzan. Justifican la causa
de los días que duelen.


PUDE SER…


Pude ser piedra. O árbol.
O el sueño de un hombre.
Apenas quimera…
Lacia melena de un río
con su vida interior y sus destinos.
Pude ser pájaro, o nido.
Pero a esta forma mía, definida,
le dicen mujer…
Mi extraña y simple forma de no ser
más que un hondo asombro
ante el constante milagro de la vida…



EL MILAGRO ES…


…adentrarse en la noche de las venas
Y sentir desde el origen este rumor de pájaros,
su inquietud; el batir de alas sofocado
que buscan ascender y liberarse.
Me sube la calidez de su plumaje por la sangre.


Los hay blancos y oscuros, de ojos húmedos
y suaves. Imposible no inventarles
un cielo donde cumplan su lenguaje.
Volar. Verlos volar fuera de mí, definitivamente
ellos.


Sin nada más que sus ansias de asombro
cubriendo mi paisaje. Si me dejan
quedo huérfana y vacía. Si se van
la vida se cumple en ellos y en la mía.


De regreso a la noche de mis venas
descubro que aún, estremecida
me sacude un ramalazo de ternura.
Pequeñas vibraciones, pero ciertas
me aseguran que el ciclo recomienza
todavía.

LA ESPERA


Si cada cosa tiene su momento
éste es el de la Espera, que vivo sola
en alto. Sobre el filo del presente.
Tiempo sin rigideces, maleable
arcilla que trabajo lentamente
con amor y paciencia de artesano
bajo la lumbre del farol de mi calle
que cuida los ojos desvelados, creadores
del insomnio prolongado sobre el modelo
vivo de la ausencia. No hay reclamos.
Sólo Espera.


Sin medida de tiempo surgirá la obra
sin tamaño, sin moldes, sin acaso,
pero quizá contenga toda
la inmensidad del lapso
que está desde la nada al espasmo
que da a luz la forma, el canto
modulado con inflexiones lentas
y nobles. Sonido de madera
que todavía es árbol.
Su tibia madurez aguardo
y en mi Espera, será guitarra
acaso…