lunes, 12 de diciembre de 2011

Por si quieres entrar en mi sencilla casa...


Por si quieres entrar en mi sencilla casa,
dejaré las puertas entornadas. En la mesa la copa
del brindis; en su cento la lámpara
que alumbre el silencio gozoso del encuentro.
Y sobre el mueble antiguo, el reloj
del tiempo, donde duermen milenios...
En esta noche distinta se renueva el milagro
de Aquel que vino una vez para dejarnos
su reiterado Amor –que redime los nuestros–

Brindemos con el vino en paz que maduró en silencio.

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