CREPÚSCULO
Esta hora me elige.
Es domingo y la tarde
está en el umbral de la noche.
–Me pregunto porqué siempre
le exigimos al domingo ser felices.
Y porqué, pese a su réplica constante
volvemos a creer siete días después
que es posible...–
Le quito al día su último velo
para mirarlo así a través del silencio,
despojado.
Sin darme cuenta que el juego
es inverso
y que desnuda ingreso
al territorio de los sueños
donde acepto
que esta hora me elija
como memoria de todos los recuerdos,
de todos los domingos,
de todas las porfiadas ilusiones,
que aún siguen naciendo...
Es inútil advertirle a esta hora
que mi paso se está haciendo leve.
Es domingo y me elige.
Arrebato de dorados al poniente
mantiene viva mi antigua sed
sobre un ansia de luz que permanece...
miryamseia@cablenet.com.ar
Muy hermoso y sentidas palabras, representan una realidad que a veces nos resistimos a ver, hasta que nos golpea con fuerza. Felicitaciones muy bueno.
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