Confidencias...
Este es el tiempo exacto para observar las cosas desde lejos,
con serenidad. Y acercarse a ellas.
Tomé la cara de la noche entre mis manos,
retiré de su rostro un mechón de bruma,
acaricié su frente ... y hablamos.
Hablamos hasta que sentí estremecerse a los álamos
de enfrente con un susurro de balada...
(¿Nos habrán escuchado?)
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