jueves, 26 de septiembre de 2013

Brevedades...


Brevedades...

Sueños       
  La noche camina por los sueños de los hombres,
en puntillas, desconcertada...
Los ve entremezclados, cada uno atento
a la mente que lo busca.

Una mujer había que no podía soñar.

La noche eligió tenderse a su lado
abrigarla. Y esperar.

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La mujer sin sombra.

Ella  reparte cada mañana a torcazas y gorriones
en migassu corazón de pan.
Ellos devolvieron ese amor comiendo de su sombra.

Un día, ella desapareció. 


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Cisuras

El espejo cae de mi mano. La cisura del cristal rompe la imagen.
Observo...
          hay un ojo aquí
                            que multiplica lo que veo,
otro, partido, que en el espejo no ve.
Pero sabe lo que siento.
¿Habrá descubierto el secreto?

Soy varias
                  en un espejo quebrado.




Validar estrellas...



Validar estrellas...

 Las flores nacen y marchitan. Se van 
 como un reguero de colores cielo arriba. 
 Las que olvidé mirar están perdidas.
 Perdido mi tiempo en estación umbría.

Pero hoy aspiro el aire nuevo
y un manojo de aromas me regala 
el código secreto que permite
llegar al umbral de lo perdones.

Si quiere regresar mi oscura lente, le diré:
– Ven mañana.
Si insiste en hacerme cómplice
de su vigilia estéril, puedo pedirle:
– No me toques.
Tú no sabes cuánto
deseo poblar el alba de esperanza.

Por eso es que no quiero demorarme,
he resuelto edificar sobre silencios
y salgo a proponerle a esta noche
mi perfume, mi beso innumerable,
debo germinar en sueños nuevos.
Validar estrellas que aún esperan

hacer constelaciones en mi cuerpo.

Monólogo del gato con la luna





 Monólogo del gato con la luna

Vine porque te vi en el agua recostada
 del río; dime;
 –¿Tienes miedo de las sombras?...
mira que se puede vivir un día a plena noche
y una noche a pleno sol...
Tú no pongas a dormir tus sueños,
pueden olvidarse despertar... 
lo sé, me ha pasado, por eso te acompaño.
–De vez en cuando aullaré, no te sorprendas
sólo para que sepas que estoy porque,
por sobre todo este silencio
no es fácil saber cuándo es cierto
que vive, todo aquello que aparenta vida...



Los recuerdos...



Los recuerdos… 

Los recuerdos son a veces
como torpes gigantes,
avanzan pisoteando flores
y sonríen.  Me miran
con candoroso amor...
Les pregunto /
dónde están mis sueños.
Me dicen que no saben.


No me llevo bien con los gigantes.

martes, 24 de septiembre de 2013

Nadie sabe...




Al caer la hoja
        en su última ventura sobre la abierta tierra,
        el latido intransferible de su pena, nadie sabe.

De la noche
         su lenta curvatura labradora
         cuidando la simiente del poeta;

Del cristal de la gota
         el último sonido que no pudo cumplirse
         ahogado en la garganta ávida del líquen;

De la flor en el vaso
         su añoranza del tallo, su angustia de ciclo acabado
         bajo la luz veladora de olvido ante el retrato,
         nadie, nadie sabe…

De esta palabra mía
         que muerde los silencios y trepada en retina
          se me va en mirada y lejanías;

Del camino sin tránsito visible
          que orillando el insomnio sigue
           un curso de eternidad perdida;

De todo lo que guardo retenido
          porque darlo es abrir la herida
          en último gesto arrojando las llaves,
           nadie, nadie sabe…

 


lunes, 15 de julio de 2013

Tristeza...



Tristeza, hermana
tienes mi permiso para seguir tu viaje
Ve…
… estás volviendo en un saxo lento
y eso es traición.

No vengas por mis restos.

viernes, 5 de julio de 2013

... uno, se distrae.





Pasan cosas muy feas en el mundo. Otras, maravillosas; 
como este vuelo nocturno a contraluz de la luna...
Pero uno, se distrae.

Qué feliz...




Qué feliz...

...debe ser sentirse así, reconocida por una mirada que nos mira. 

Danzar en un sueño, en alas sabedoras de lo etéreo.
En algún lugar estás, cuando soñé lo supe...
Ven a buscarme en el giro del insomnio, revélame el color índigo 
como debió ser desde el principio de los siglos.

Encuéntrame luego en la luz del día, por sobre las miserias de la vida.

¿Escuchas como yo los pájaros de la mañana? Se llaman, 
se responden, mezclan su canto junto al otro silbo; el del tren 
que va quién sabe adónde. Siempre sigue. Sin regreso. Trae ausencias.
¡Basta ya de grises en jirones de cemento! 
Búscame aunque sea en el insomnio... y llévame por campo abierto,
detengamos el tren... dame la mano y hazme saber qué feliz

debe ser sentirse así, reconocida por esa mirada que nos mira.

viernes, 14 de junio de 2013

Entrega



ENTREGA

A veces
cuando puedo casi tocar mi silencio
desandando pasos me mojan lluvias 
de no queridos llantos....
Y anhelo
salir a la luz, quemar como incienso
lo inútil, lo seco. Hay voces clamando,
voy a callar su dolido acento.
Creo
que esta vibración es clave, armonía
de un momento nuevo. Ahora es el Tiempo.
Me yergo.
Hay senderos que no quise andar
y es bueno viajar hacia adentro.
Veo
que todo es distinto, que ocultas reservas
atesoran una nueva Entrega, y de ella
voy surgiendo.

 
Semilla insobornable
 
Como esta flor quiero ser...
Plumerillo de la infancia,
deshacer en semillas voladoras
soledades danzantes.
 
Para ellas no hay
ni Caronte ni barca,
ni el temor de encontrar
de Cerbero, sus fauces.
 
Planear por el aire, lejos.
Con suerte, alcanzar
la ventana del silencio
y dormirme en el acento
de la palabra estío.
 
(Tal vez olvide germinar

 y sólo sea semilla insobornable)

miércoles, 15 de mayo de 2013



SOBREVIVIENTES


El vértice del sendero se acerca
y aún en la memoria llevo
restos de infancia igual a
trozos de buen pan.
En este viaje hay voces submarinas
que no puedo explicar, me habitan,
duelen como arpones. A veces
                                                    caen.

Diluvio impiadoso pidiendo:
espacios/mares/aires/barcas/viajes
que no pude revelarles.

Ya el vértice se acerca.
¿Qué ensenada nos recibirá?
Abrazo a mis sobrevivientes,
les doy mi pan.

(Que no sepan del naufragio).

……………………………………………..

La tarde se adormece como si
alguien la meciera.

La voz de un canto
nos  des-agua

      miryamseia@cablenet.com.ar

lunes, 29 de abril de 2013





Dibujo: Mirta Larcher de Molver


VOCES

Voces.
Las de siempre.
Las nuevas.
Las perennes... abrazando.

Tienen sed, igual a la sed de verdad
que sacude mi corazón.

Algunas cantan, otras balbucean
muchas gritan
y me agiganto en madre.
Y abrazo yo también.

Pero esperan más.
Es tan grande la impotencia
con tantas voces hablando ahora juntas
sin entenderse, acusando, desmintiendo.

Tienen sed, igual a la sed de verdad
que sacude mi corazón.

Busco refugio, me ovillo en posición fetal.
Quiero parir pero no puedo
hasta que no se oiga un canto.

Voces... ¡canten!


miércoles, 13 de marzo de 2013



Noche...

... encendiste muy alto las estrellas
y suavemente desciendes a la tierra.
Vienes a prolongar el territorio de mi forma
puedo sentirte maternal, amiga
porque tu mano en la brisa
me acaricia la frente, 
aligera el peso de mis brazos y quiere
compartir la callada agonía de nacerme.

Suavizas el contorno duro de las cosas,
vuelves mansos los fantasmas que aparecen
a contraluz, en los recodos de la mente.
Yo regreso de ausencias. Tú me esperas siempre
con una voz de grillos cortando tu perfil
de luna en creciente.

En el cuenco de mis manos conservo
un día fatigado que entrego
a tu ternura. Mécelo como a mí
en tu regazo profundo
primitivo
vigente.





Tiempo de soledad

Por mi nuca desciende la soledad entera.
Reconoce la espalda que una vez, supo
que el mundo entero sucedía dentro.
Me queda un tiempo de cristal.
Y un miedo que viene de lejos
y ahora se ha puesto a la par.
Por mi nuca desciende en un lento arpegio.
Esta permanencia azul de sentirme viva
me enseña una forma distinta de mirar.

(Fuera de mí, todo sigue igual.
El reloj, en su sitio; la mesa; el pan
y el beso; en su lugar).

martes, 12 de febrero de 2013

Rapsodia


Cuando la vida nos pone en una situación límite como lo es la muerte de un ser querido, 
nos acosan preguntas que no encuentran solución ni consuelo. Mi compañero se fue así, mansamente, al despuntar un día 5 de febrero. Como lo que era; un ser simple y grande, 
un hombre bueno, que es uno de los mayores elogios que de alguien se puede decir.
Y recordé esta RAPSODIA que había escrito hace mucho... la rehago para él, diciéndole
que alguna vez me tocará ser otra "alma disponible"... y nos encontraremos. 


Rapsodia

Si uno pudiera            
    irse así,
mansamente,
como la luz se pone de rodillas
hacia el oeste.

Sin preguntar
si algo queda de nosotros
      en otros.

Sin desear
un profundo abrazo que abrevie
el desamparo de andar por el poema.

Sin cuestionar
nuestras pequeñas historias.
Irse así,
   simple,
como caen las hojas en abril,
con un epílogo de arcilla
que modela un tiempo concluido.

Y en un acorde final
sin ayer y sin mañana
                                                   ser un alma disponible.
Sumergirse en el asombro inicial.
Ser una melodía sin memoria...

sábado, 26 de enero de 2013






Cita

Angel, toma mi mano
llévame a casa pero
deja que me despida
de la tristeza antigua,
          de su porfía.

Espera, hay lugares que
necesito volver a mirar...

Vayamos hasta donde
las manos del viento
         amasan olas.
 Recuérdame amar.

Si no puedes hoy, ven
en tu tiempo,
si es posible un viernes,
           con lluvia.
Como seguro vendrás en gris
   a mí
bajo una paragüas verde
       me reconocerás…

miércoles, 9 de enero de 2013

Como los árboles



Es probable que en cada uno de mis poemas ponga algún comentario que lleve 
a un mejor comprensión con mis  lectores; como éste en que hablo de los árboles 
de mi calle. Hace veinte años que vivo en la misma calle bordeada  de fresnos...
¿cómo no amarlos? En invierno su tronco rugoso se vuelve negro y su copa dorada. 
Léanlo despacito, a media voz... ellos son mis árboles. y éstos mis sentimientos.


Como los árboles  * 
                     

Tan pálidos y gráciles recortados
contra el azul oscuro de la noche...
Entre sus ramas desnudas
impotente, está herida la luna.
Es el séptimo mes y el frío,
una nota aguda.

Esos árboles, tan pálidos y gráciles
no están en mi calle porque sí
sino para acompañarme
y para que yo les cante.
Su aspecto vacío de hojas y de nidos
presume una muerte rugosa
y solemne, de porte erguido.
Parcen más altos en la noche
así despojados, mis árboles. 
Pero yo sé
que debajo de su piel
espera la savia
pronta a renovar la memoria
cuando el amor del sol la llame.
que responderá una y mil veces
trasmutando el gris
en estallido verde.
No importa cuánto hace
que están allí los árboles,
esos árboles,
mis árboles...

Espero que camines por mi calle
en el décimo mes. Y verás
como licor verde, sus copas desbordadas.
Como ellos, pálida y grácil
-oyendo el latido de mi savia-
podría renacer una y mil veces
si al milagro del amor se le ocurriera
decir mi nombre en voz baja.

Ah!, si pudiera...
renacer en primavera.

Como los árboles. 


* Escrito en julio