lunes, 13 de junio de 2011

Navego palabras




EL MURO
Vieja iglesia de Gálvez

Vengo a buscar detrás de la memoria
aquella luz de infancia
que a veces llega temblorosa.
Entro por el hueco de tu muro
que no supo de fieles y de oficios.

Me devuelves el tiempo que me pertenece:
cuando la mano de mi padre, exacta
conteniendo la mía me llevaba
a la ventura de buscar tesoros
ocultos en tu tierra prometida.

De regreso, él sostenía mi cansancio
entre sus brazos, y yo,
un botín de monedas oxidadas;
una cuchara oscura de extrañar su mesa;
trozos de loza, con flores y faisán azules;
una llave que fue dorada y extravió su casa
y golosinas… que un mago
dejaba entre las matas.

Una verdad asoma desde tus muros,
de esas importantes, invioladas,
me mira con los ojos fijos del silencio
y se queda en mi memoria primera, sellada
en la esfera de la tarde, tan lejana…

Nos corresponde la metáfora:
tú no llegaste a ser iglesia,
y yo soy un alma inacabada
juntando fragmentos
de piedras y palabras.

Dos muros. Una sola nostalgia.

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