viernes, 9 de septiembre de 2011


El duraznero

Dulcemente asombrado el paso se detiene
ante el milagro prematuro de tus flores erradas,
un calor equivocado despertó tu savia

y te diste así, en frescura rosada
resbalando tus ramas...
Floreciste en agosto sin saber que falta
todavía un momento de absurdo calendario
para ser poesía natural. Y cantas
como yo, a destiempo, tu nota liberada.
¿Sabes?, nos aguarda el precio.

En la fe de erratas seremos mañana
el perdido acento de aquella palabra
que se dijo antes, cuando aún dormían
fibras,
sangre,
raíz,
y alma.


Aún no lo sabes.
Por eso te asomas sobre el cerco.

Y cantas...




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