viernes, 22 de julio de 2011









RAPSODIA





Si uno pudiera irse así,
mansamente,
cuando la luz se pone de rodillas
hacia el oeste.

Sin preguntar
si algo queda de nosotros,
en otros.
Sin desear
un profundo abrazo que abrevie
el desamparo de andar por el poema.

Sin cuestionar
nuestras pequeñas historias
"da capo al fine".
Irse así,
simple,
como caen las hojas en abril,
con un epílogo de arcilla
que modela un tiempo concluido.

Y en un acorde final que nos olvide
- sin ayer y sin mañana -
ser un alma disponible.

Sumergirse en el asombro inicial.
Ser una melodía sin final...

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